domingo, 5 de noviembre de 2017

Música y literatura en el Festival Eñe

''Aún quedan vicios por perfeccionar en los días raros. 
Los destaparemos en la intimidad con la punta del zapato.''

  Vetusta Morla, Los días raros.

Cortesía Festival Eñe

Círculo de Bellas Artes de Madrid, once de la noche del sábado 28 de octubre. El tradicional Festival Eñe llega a su fin. Dos días de lecturas, espectáculos, diálogos e intercambio y venta de libros que hacen las delicias de cualquier amante de las letras en un escenario por el que han desfilado algunos de los escritores y literatos más destacados de nuestro país 


No hemos llegado a tiempo para disfrutar de los eventos con los que había dado comienzo el festival el día anterior, pero, a una hora de la medianoche, tenemos el privilegio de asistir al colofón de Eñe, el perfecto broche final de este homenaje a las letras españolas: una distendida charla del grupo madrileño Vetusta Morla, que habla de la indisoluble relación entre literatura y música.

La banda tiene una fuerte inclinación por el mundo del libro y la poesía. Desde la elección de su nombre, que hace referencia a la inolvidable tortuga a la que Atreyu pide consejo en La Historia Interminable (1979), del escritor alemán Michael Ende, hasta las letras de sus canciones; los miembros de Vetusta Morla son intérpretes, músicos, cantantes y poetas.

Hace dos años, el guitarrista de la banda, Guille Galván, publicaba Retrovisores, su primer poemario. Es precisamente Guille, junto al vocalista Pucho, quien ocupa el escenario del CBA sin más compañía que la de una guitarra, con la que tocan en acústico un par de adelantos de su próximo disco, Mismo sitio, Distinto lugar, que presentan el 10 de noviembre.

Ambos reflexionan sobre el proceso de creación de sus canciones, que se construye en torno a cinco principios fundamentales: ritmo, melodía, armonía, letra y producción. En ocasiones surge primero la letra, en otras se busca que los versos respondan a la sensación que inspira una música concreta. Es el caso de Los días raros, canción perteneciente a su álbum Mapas (2011), en la que se busca una letra que encaje con la melodía y cuyos versos se escriben desde el final y hacia el principio.

En un primer momento, influidos por los grupos que escuchaban cuando eran adolescentes, comienzan a componer en inglés, pero pronto se inclinan por su lengua materna, que adaptan a los sonidos y a la rítmica anglosajona. De las letras se encarga Guille, el poeta, que considera que la publicación de sus poemas es una ''continuidad lógica'' de su carrera como músico.

Ambos hacen hincapié en que ellos, como la Vetusta Morla, se han movido entre dos mundos que les atraen por igual: el de la estética, representado por grupos con ritmos y melodías marcadas y atractivas, y uno más profundo, menos superficial, encarnado por bandas cuyo punto fuerte es la letra de sus canciones. ¿Y cómo saben cuándo un poema acaba siendo una canción o cuándo sigue siendo un poema? ''A veces'', dice Guille, ''solo hace falta leerlo en voz alta''.

Hasta la próxima edición, Festival Eñe, ha sido un placer.

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