Reseña
Decidí releerme la saga de Los juegos del hambre al leer sus reseñas.
Descubrí que iba a salir una precuela.
Decidí (aún más) que iba a releerme Los juegos del hambre para tener la historia fresca, porque....
Decidí que me leería Balada de pájaros cantores y serpientes en cuanto pudiera.
Al final tardé un poco más de lo esperado en ponerme en serio con él porque tras "El plan A" mi cuerpo necesitaba un parón lector. Pero después de ver la reseña de la ya mencionada Mari, me dije a mí misma que me tenía que poner con él ya.
Y lo siento, esta va a ser una reseña muy larga, pero es que el libro tiene casi 600 páginas, así que una explicación corta me sabría a poco :D .
La familia Snow (antaño una de las más influyentes en Panem) cayó en desgracia tras la guerra, ya que tenía todos sus activos económicos en el desaparecido Distrito 13. Durante los diez años que han sucedido desde entonecs, Coriolanus, su prima y la abuelatriz (maravilloso apodo, por cierto), han conseguido mantener las apariencias, gracias al mercado negro, la ayuda de algunos conocidos y al trabajo de su prima. Por suerte para Coriolanus, la educación es gratuita en la Academia, y él es uno de los alumnos aventajados de su promoción. Por desgracia para él, está en último curso, y la Universidad ya es de pago, con lo que si quiere conseguir la ansiada beca (que él cree que le corresponde), debe tener un expediente intachable. Sus notas son excelentes, con lo que sólo le falta quedar en buen lugar como mentor en los décimos Juegos del hambre.
Porque, señoras y señores, dichos juegos son una versión mucho más burda de los que conocemos, que solo se ve en el Capitolio y que, además, tiene poquísima audiencia. Es por eso que, en pos de que ésta aumente, por primera vez los tributos van a tener un mentor y una entrevista televisada. Y como decía, Coriolanus tiene todas sus expectativas en su papel como mentor. Puede que no le toque el futuro ganador de Los Juegos, pero espera al menos un tributo que destaque y, ante todo, destacar él mismo para iniciar el camino con el que recuperar, o incluso aumentar, el poder y estatus familiar.
El problema viene cuando descubre que le han asignado a la tributo del distrito 12. El más pobre, una humillación en toda regla. ¿Cómo se atreven? Esto tiene que ser algún tipo de venganza. Sin embargo, durante la retransmisión de la cosecha, quedará muy claro que Lucy Gray Bird no es cualquiera. Más bien todo lo contrario, es una joven peculiar, con carisma, que no parece del Distrito 12, tan llena de color en un lugar oscuro, que canta y, además, sabe dar espectáculo… y eso nuestro amigo Snow sí que puede aprovecharlo.
Con esta premisa se inicia Balada de pájaros cantores y serpientes, una novela que tiene tres partes diferenciadas en la que conoceremos mejor los orígenes de los Juegos del hambre, sabremos cómo eran los primeros. También veremos cómo se prueban algunas de las características de los que se sucederán hasta más de seis décadas después e incluso se nos mostrará de dónde surgieron las ideas de otras. Además, descubriremos el Panem de la Posguerra, la situación general de los distritos y, en especial, del ya conocido Distrito 12. Porque sí, hay diferencias y, para mi sorpresa, no en el sentido que yo me esperaba (y que conste que lo digo como algo bueno).
Y es que esta novela narrada en tercera persona desde el punto de vista de Snow, no tiene sólo que ver con él. Tiene que ver con el complejo de superioridad del Capitolio, con el odio que fluye en ambas direcciones, con los Juegos del hambre y tributos que no están de acuerdo con lo que les pasa y lo demuestran, pese a las consecuencias. Tiene que ver con la preparación de los susodichos, su transcurso y lo que sucede después. Con un joven que quiere recuperar la antigua gloria familiar que le corresponde y llegar a ser presidente. Tiene que ver con ansia de poder y esperanzas truncadas. Con una tributo que nunca hubiera imaginado y que le hace replantearse algunas cosas e incluso jugarse el cuello en algún momento. Una joven que nada tiene que ver con la mayoría de gente del distrito al que representa, que pide ser tratada con respeto, que quiere ser considerada posible ganadora. También tiene que ver con la química especial que se establecerá entre ellos, algo que entre alguien de alta cuna y un asalvajado de los distritos no debería suceder, al menos desde el punto de vista del Capitolio.
Pero no temáis, Collins no cae en tipicalismos al estilo “si Snow en el fondo era bueno, pero las circunstancias le hicieron cambiar”. Qué va. Coriolanus es aún joven y tiene cierta moralidad (¿no la tiene cualquiera?), es verdad. Pero también lo es que es un Snow (quienes siempre caen de pie, aunque derriben a otro), un noble con una clara conciencia de clase, que aborrece a quienes considera inferiores (la mayoría, en realidad), que considera que los distritos deben pleitesía al Capitolio, sobre todo después de haber perdido la guerra. Es un ser capaz de lo que sea por conseguir sus objetivos. Incluso cuando parece que hace algo desinteresado, en su discurso interno se vislumbra un motivo oculto. Y cuando sabe que ha hecho o va a hacer algo de ética cuestionable, encuentra una justificación a su medida, por ilógica que se vea desde fuera. En ese sentido, el libro se merece un diez, ya que no dramatiza ni justifica cómo terminará siendo nuestro conocido presidente. Coriolanus es cómo es, se forja a sí mismo y está orgulloso de ello.
Junto a él hay más personajes de ética corrompida, o carentes de principios, entre los que destaca la Doctora Gaul, toda una sociópata (como mínimo) digna de estudio. Y de entre los personajes clasistas, y a pesar de que apenas aparece en el libro, me ha hecho mucha gracia la abuela(triz) de Coriolanus. Supongo que es por su condición y por cómo él habla de ella, pero ha sido un personaje que, a pesar de sus ideales, me evocaba ternura. En contrapartida, también hay quienes claramente ven la injusticia, e incluso, a su manera, intentan luchar contra ella. No me refiero a Lucy Gray o los demás tributos, en quienes resulta obvio, sino personas del Capitolio entre las que destacan la prima de Coriolanus (cuyo nombre no desvelaré ;) ) y sobre todo Sejanus, compañero de Academia, un “nuevo rico” cuya familia ha llegado al Capitolio a golpe de billetera, con los problemas de adaptación y los dilemas morales que eso le conllevan. Lo cierto es que, por motivos diferentes, estos dos personajes bien merecen cada uno un libro o un relato propio con los que ahondar más en ellos. A su vez, aparece algún otro miembro del Capitolio que no es lo que parece, y otro grupo de personas que no me esperaba, y que daban un aire fresco y diferente a la obra, a pesar de que estén desaprovechados (sí, si habéis leído el libro, me refiero a la bandada).
Y no podía obviar a Lucy Gray, el gran misterio. Una chica que cautiva por sus reacciones, por su descaro, por sus diálogos con Coriolanus, y (aunque nosotros no la podamos oír) por su voz angelical y hechizante. Sin embargo, siempre tuve la sensación de que veíamos de ella lo que quería mostrarnos, o más bien lo que quería que Coriolanus viera (y siempre pasado por el filtro de la visión de Coryo), con lo que es un personaje del que no logro hacerme una idea clara. Es más, aún después de haber leído el libro y que por lo que sucede hay que pensar que sí, me sigue quedando una ínfima duda de si era realmente sincera con él, o se limitó a hacer lo que debía para sobrevivir… De hecho, no me importaría para nada leer la historia desde su punto de vista para conocerla mejor.
Si me permitís regresar a la trama, de la que ya he hablado un poco, me parece que está bien hilada, aunque el interés para mí ha sido irregular. La primera parte, la “puesta en escena”, me gustó mucho por las novedades y la presentación de los personajes. La segunda tuvo sus altibajos, con momentos en que me aburrí un poco o que se me hicieron largos, pese a estar en los Juegos del hambre. Y es que al ser Snow el único narrador, lo vivimos desde las gradas junto a sus experiencias personales y en muchos momentos no sabemos qué es lo que pasa dentro de los juegos porque no se ve nada en pantalla. Eso sí, el final de esta parte me sorprendió. La tercera parte también tuvo sus cosas buenas, aunque para mí posee unos tintes demasiado románticos (lo siento, soy de las personas que piensa que no hace falta amor en cada libro que lee para que éste merezca la pena).
Además, hay varios hechos de la novela que me han desconcertado un poco. El primero es cómo termina la historia entre Coriolanus y Lucy Gray. Y es que barajaba tantas opciones en mi cabeza (algunas deseadas, otras un "espero que no haga esto") que me quedé un tanto perpleja por la velocidad y el modo en que se resolvía. Pero por lo menos es coherente con la personalidad de Snow, que en este caso es lo que importa. El segundo es la conversación entre nuestro protagonista y Gaul al final del libro (no digo más, tranquil@s). Hasta cierto punto me pareció que Collins se sacaba un conejo de la chistera, pero también es cierto que ha ido dejando miguitas de pan a lo largo de la historia para justificar dicha conversación y lo que sucede después… así que me encuentro con el corazón un poco partido.
Para terminar, sólo me falta comentar el título. Y es que acostumbrada a títulos más breves y claros de la primera saga, descubrir que esta precuela iba a llamarse “Balada de pájaros cantores y serpientes” me sorprendió. Después de haber leído el libro, debo decir que me parece un título redondo. Porque las baladas son parte importante de la historia, no sólo por Lucy Gray, sino por sus significados. Porque pájaros cantores en esta obra hay más de uno (aparte de Lucy ;) ) y juegan un papel importante en algunos momentos de la historia. Y lo mismo sucede con las serpientes… y no, no me refiero a Snow o los que son como él, pero no quiero desvelaros nada.
Por todo ello, Balada de pájaros cantores y serpientes es una novela que, salvo en alguno momentos en que el interés decaía, he disfrutado. Una obra crítica que nos muestra al joven Snow y nos hace entender por qué es cómo es como presidente, e incluso esa aversión casi personal que parece sentir hacia Katniss en la trilogía inicial (hasta tengo una teoría propia un poco de culebrón, pero me la reservo solo para interesados xD). Una crítica social abrumadora a las dictaduras, y al control de las personas y la información que pueden llegar a tener. Al clasismo, al racismo y a la falta de empatía. Un libro que nos ofrece además visiones muy dispares acerca la verdadera naturaleza del ser humano. Por desgracia, todo ello ha quedado, para mí, un poco empañado con el final, que si bien es coherente, no me ha acabado de gustar.
Lo mejor: lo bien construido que está el personaje de Snow. La originalidad en la ambientación: cómo son los juegos, el trato a los tributos, el Distrito 12...
Lo peor: el final Snow-Lucy y la última conversación con Gaul no me acabaron de convencer.
Deberías leerlo si disfrutaste de Los juegos del hambre y tienes curiosidad por Snow y cómo fueron los primeros juegos.