Un 28 de septiembre de 1803, París vio
nacer a Prosper Mérimée, escritor francés (además de arqueológo
e historiador) cuyo mayor éxito fue la archiconocida novela corta
protagonizada por una sensual gitana española: Carmen. Esta
obrita, publicada en 1847, lejos de convertirse en carne de olvido,
fue recuperada por Georges Bizet en 1875, adaptándola al libreto y
convirtiéndola en una de las óperas del romanticismo más
reconocidas de todos los tiempos. Pero no instantáneo: su estreno en
la Opéra-Comique de París fue un auténtico fracaso. Sin embargo,
el tiempo es sabio y, actualmente, Carmen es considerada la ópera
precursora del verismo italiano. La ópera superó a la original
novela y, lejos de convertirse en un rara avis, son varios lo
ejemplos en los que encontramos una relación más que cercana entre
la ópera y la literatura.
Precisamente, si continuamos
frecuentando la literatura francesa nos encontramos con Alejandro
Dumas (hijo), autor que vivió a la sombra del éxito de su
celebérrimo padre pero que, casualidades de la vida, conoció esa
dulce sensación de ver sobre escena una de sus obras. La dama de
las camelias tuvo su particular reflejo en La traviata de
Giuseppe Verdi y Francesco Maria Piave. La dama de las camelias
está inspirada en un hecho real del propio autor: su romance con
Marie Duplessis, cortesana normanda de dilatada carrera amorosa en la
capital francesa. Como dato anecdótico (y vital para el transcurso
de la historia) cabe destacar dos cambios que se ejecutaron sobre la
novela original: en el origen, la ambientación modifica su
contemporaneidad en favor de una vuelta al siglo pasado (XVIII) que
no recuperaría su realismo hasta 1880; además, el personaje
principal recae en la figura de Violetta Valery mientras que en la
obra de Dumas hijo se apostaba por Alfredo Germont, su amante.
Un bel dì vedremo. Este es el
título del aria más famosa de Madame Butterfly, una de las
óperas más queridas por el público. Giacomo Puccini escribió
cinco versiones diferentes de uno de sus trabajos más alabados.
Estrenada el 17 de febrero de 1904 en La Scala de Milán, Madame
Butterfly aborda el drama amoroso que viven B.F.Pinkerton, oficial de
la Armada estadounidense, y Cio-Cio-San (Butterfly), quienes se casan
por conveniencia. El drama, como buena ópera, no tardará en
aparecer. Si durante todo este post estamos hablando sobre
adaptaciones literarias, en el caso de la ópera de Puccini debemos
de hablar de dos ayudas en la creación: el cuento homónimo de John
Luther Long de 1898 y la novela de Pierre Loti, Madame
Chrysanthème (1887). Además, últimamente han surgido voces de
estudiosos que aseguran que los sucesos realmente ocurrieron en
Nagasaki a finales del siglo XIX.
Aprovechando la festividad del
nacimiento de Mérimée, le hemos dedicado unas líneas a una de las
vías más habituales de colaboración entre literatura y música: la
ópera y sus adaptaciones. Este binomio nunca dejará de
sorprendernos ni de darnos nuevos motivos para buscar inspiración en
los libros.
Me ha gustado tu artículo, no sabía que Madame Butterfly también estaba basada en obras literarias. Un saludo.
ResponderEliminar¡Hola, Flecha Literaria!,
EliminarMuchas gracias por tus comentarios ^^.
Nos alegramos mucho de que te haya gustado tanto este artículo y de que hayas descubierto que Madame Butterfly parte de la literatura ;).
Un besito de tinta y hasta pronto.
Nos leemos :D