Hace quince días se celebró en todo el mundo el Día del Niño, una jornada dedicada a la protección de la infancia en todos los países y culturas. Lo celebramos de la mano de la italiana Bianca Pitzorno, una de las escritoras infantiles más célebres del siglo XX y todavía desconocida en nuestro país.
A Pitzorno le apasionan los niños y las causas justas. Por eso, además de ser Embajadora de Buena Voluntad de UNICEF desde 2000, ha escrito más de cuarenta libros para ellos en los que no deja de lado los temas más espinosos. La pobreza, el abandono, el racismo, la exclusión y la intolerancia son una constante en sus novelas, la mayoría protagonizadas por pequeñas heroínas que hacen frente a la adversidad en un mundo que a veces no deja oír la voz de los niños.
A Pitzorno le apasionan los niños y las causas justas. Por eso, además de ser Embajadora de Buena Voluntad de UNICEF desde 2000, ha escrito más de cuarenta libros para ellos en los que no deja de lado los temas más espinosos. La pobreza, el abandono, el racismo, la exclusión y la intolerancia son una constante en sus novelas, la mayoría protagonizadas por pequeñas heroínas que hacen frente a la adversidad en un mundo que a veces no deja oír la voz de los niños.
Conocí a Bianca Pitzorno a través del ilustrador Quentin Blake, artista británico que ha puesto cara a algunos de los inolvidables personajes de Roald Dahl. Sus dibujos, que son ya un icono de la literatura infantil anglosajona, también han servido para dar color a las novelas de la autora italiana, que comparte con el inglés su interés por los niños.
Mi primera experiencia con la obra de Pitzorno tuvo lugar en Cienfuegos (Cuba), en una pequeña librería en la que me topé con su novela Tornatrás. Es el compendio perfecto de los temas en los que suele profundizar la escritora italiana: una pequeña fábula protagonizada por la niña Colomba que toca la pobreza, el racismo y el poder de los medios de comunicación, tres temas peliagudos pero necesarios para el público infantil.
Mi primera experiencia con la obra de Pitzorno tuvo lugar en Cienfuegos (Cuba), en una pequeña librería en la que me topé con su novela Tornatrás. Es el compendio perfecto de los temas en los que suele profundizar la escritora italiana: una pequeña fábula protagonizada por la niña Colomba que toca la pobreza, el racismo y el poder de los medios de comunicación, tres temas peliagudos pero necesarios para el público infantil.
Ya desde el inicio de la novela asoman dos factores sociales que van a condicionar las aventuras de Colomba, su hermano Leo y su amiga Pulga: el racismo, presente entre los niños ricos del colegio y los políticos televisivos, y el poder de los medios de comunicación, que traspasa la pantalla para instalarse en el hogar de los dos hermanos.
El punto fuerte de la novela es su prosa ágil y divertida, que va alternando el punto de vista de Colomba con el de un narrador en tercera persona. Así, hay varios hechos que se interpretan al mismo tiempo desde un punto de vista infantil y otro adulto.
Otros libros de Pitzorno traducidos al español son La increíble historia de Lavinia (ANAYA) y Escúchame el corazón (Sabina). Este último sigue un esquema similar a Tornatrás y aborda el tema del acoso escolar y el elitismo estudiantil, haciendo coincidir en una misma clase a alumnos de entornos privilegiados y desfavorecidos y resaltando la importancia de las reacciones de los adultos ante las injusticias cometidas por niños que todavía están aprendiendo a vivir.
La de Lavinia, por el contrario, es una historia que reinterpreta el célebre cuento La pequeña cerillera, tal vez el más triste de todos los que escribiera Hans Christian Andersen. La vendedora de fósforos es aquí una niña milanesa que acaba encontrando un anillo mágico. Tal vez sea la obra más fantasiosa de la italiana.
Y tú, ¿con cuál te quedas? ¿Con qué escritor infantil celebrarías el Día del Niño?
Otros libros de Pitzorno traducidos al español son La increíble historia de Lavinia (ANAYA) y Escúchame el corazón (Sabina). Este último sigue un esquema similar a Tornatrás y aborda el tema del acoso escolar y el elitismo estudiantil, haciendo coincidir en una misma clase a alumnos de entornos privilegiados y desfavorecidos y resaltando la importancia de las reacciones de los adultos ante las injusticias cometidas por niños que todavía están aprendiendo a vivir.
La de Lavinia, por el contrario, es una historia que reinterpreta el célebre cuento La pequeña cerillera, tal vez el más triste de todos los que escribiera Hans Christian Andersen. La vendedora de fósforos es aquí una niña milanesa que acaba encontrando un anillo mágico. Tal vez sea la obra más fantasiosa de la italiana.
Y tú, ¿con cuál te quedas? ¿Con qué escritor infantil celebrarías el Día del Niño?