Cinco obras infantiles para asomarse al mundo

No recuerdo cuántos libros he leído a lo largo de mi vida. No recuerdo cuál fue el primero que cayó en mis manos, aunque sí tengo memoria de aquel que marcó por primera vez mi amor por la literatura –de la mano de un niño mago que vivía en el hueco de la escalera...-. Siempre me recuerdo leyendo. Y, aunque mi memoria ha borrado muchas de las novelas que devoré en mi infancia, sí recuerdo algunos libros que dejaron una huella más profunda, que se resistían a ser olvidados, que me abrieron una ventana hacia otro mundo. 

El velero rojo. Aleksandr Grin y Willi Fährmann 

De niña me encantaba el nombre de la protagonista, Assol. Una pequeña alemana que vive con su padre, Longren, junto al mar. Soñadora y con la cabeza llena de pájaros, Assol aguarda impaciente la llegada de un barco de velas rojas que la lleve más allá del océano... Una historia bonita y triste, como todas las historias bonitas, narrada con un estilo sencillo y profundamente conmovedor que evoca los veleros que nunca llegan. 

La otra ventana. Ángela C. Ionescu 

Alejandra está enferma y debe alojarse en una habitación aislada hasta que se cure. Allí encuentra una ventana pequeña y estrecha que da a un pequeño jardín en el que vive Magnolia, una niña que toca la flauta y mira libros de estampas. Ambas se hacen amigas y bucean en una extraña y melancólica historia de amor sucedida en la casa muchos años atrás. Me fascinó de niña y siendo ya adolescente terminé de ver todos los fantasmas que habitan entre sus páginas. 

Los escarabajos vuelan al atardecer. María Gripe 

De María Gripe me gusta todo. Cuando era pequeña leí Josefina y La hija del espantapájaros, dos novelas que abordan el mundo infantil con seriedad adulta. Sin embargo, mi favorita es la historia de David, Annika y Jonás, tres niños que se hacen cargo de una casa deshabitada durante el verano y se sumergen en los recuerdos allí abandonados. 

Un agujero en la alambrada. François Sautereau 

Grisón es un niño huérfano en cuyo pueblo hay una zona aislada por una alambrada. Está totalmente prohibido cruzar al otro lado, aunque a veces la curiosidad puede abrir un agujero en la alambrada. El pequeño y su hermana Prune averiguan que su madre está en la zona prohibida y se apresuran a rescatarla. Un relato sobre la amistad, el amor, la familia y un puñado de niños valientes dispuestos a cambiar el mundo. 

A la izquierda de la escalera. María Halasi 

Sobre el abandono, la soledad y la necesidad de afecto de los niños. La pequeña Susi vive con su madre en un diminuto apartamento de Budapest. Pasan las tardes juntas en las casas en las que Rosita, la madre, cose. A Susi no le basta. Ella quiere que se queden en su pequeño hogar, cocinando o comentando las noticias. Quiere que vayan al cine juntas. Y también quiere que vuelva su padre, a quien escribe una carta. Un relato sutil e inocente que nos recuerda cómo la infancia se escurre entre los dedos.