martes, 17 de mayo de 2022

Black, Black, Black. Marta Sanz

 FICHA:


Título:
Black, black, black

Autor: Marta Sanz

Editorial: Anagrama

Número de páginas: 336 páginas



Sinopsis:

Los padres de Cristina Esquivel, una geriatra a la que han encontrado estrangulada en su piso de Madrid, contratan al detective Arturo Zarco para que encuentre al asesino. En realidad, lo que esperan es inculpar a Yalal, el albañil marroquí con el que estaba casada Cristina, y que ahora tiene la custodia de la hija de ambos. Zarco es un detective muy poco convencional; cuarentón, gay, y aún estrechamente ligado a Paula, su ex mujer, a la que cuenta y con la que discute por teléfono las vicisitudes de la investigación, y hasta los pormenores de sus fascinaciones eróticas. Pero bajo la superficie de las charlas, tras el relato de ir y venir de vecinos sospechosos y de presuntos implicados, la conversación telefónica entre el detective y Paula se convierte en un pretexto para la dominación y la venganza, para el daño que se quieren infligir dos personajes que se odian, se aman, se necesitan y se repelen. Hasta que el forcejeo dialéctico entre Zarco y Paula queda, de repente, interrumpido por el diario de la enfermedad de Luz, una de las vecinas de la geriatra asesinada, y madre de Olmo, el jovencito que fascina y perturba a Zarco.

Y un relato interfiere en el otro relato, y el encanto y la seducción de lo reconocible se suspenden. Queda también en suspenso el clímax del desvelamiento, y el lector se ve obligado a participar y a pensar sobre el sentido de la interferencia, mientras Luz escribe la narración minuciosa del asesinato de casi todos sus vecinos, habla de su dieta, sus vicios y sus menstruaciones perdidas, de su psiquiatra, el doctor Bartoldi, del daltonismo de su hijo Olmo, de la responsabilidad de la ficción, de las mentiras de las verdades y de las verdades de las mentiras.

Black, black, black es una espléndida novela negra que puede leerse como tal, pero también, y sobre todo, como otra cosa, puesto que Marta Sanz nos propone una lectura insurgente sobre la violencia del sistema, sobre su imperfección, un relato donde la idea del crimen como resultado de la fricción social, de algo más terrible que las patologías, abre la posibilidad de una investigación psicológica que profundice en las relaciones de causa y efecto y no se base sólo en las pruebas de laboratorio y en las mesas de los forenses. Se trata, pues, de una ficción donde la violencia inexplicable acaba ajustándose al razonamiento lógico y lo "imperceptible" sale a la luz con toda la potencia que tiene lo siniestro, ese "siniestro familiar" del que hablaba Freud. Y ésta es la concepción, política y retórica, que sustenta esta novela policíaca inteligente, divertida y subversiva.

Acerca de la autora:

Marta Sanz es doctora en Filología. Ha publicado las novelas El frío, Lenguas muertas, Los mejores tiempos, Animales domésticos, Susana y los viejos y La lección de anatomía, así como cinco poemarios (Perra mentirosa, Hardcore, Vintage, Cíngulo y estrella y La vida secreta de los gatos) y dos ensayos (No tan incendiario y Éramos mujeres jóvenes).En Anagrama ha publicado las novelas Black, black, black: «Admirable. Tiene la crueldad y la lucidez desoladora de una de las mejores novelas de Patricia Highsmith, El diario de Edith» (Rafael Reig, ABC);Un buen detective no se casa jamás: «Vuelve a mostrar su dominio del lenguaje (y de sus juegos) y del registro satírico (de la novela de detectives, de la novela romántica), con una estupenda narración» (Manuel Rodríguez Rivero, El País); Daniela Astor y la caja negra (Premio Tigre Juan, Premio Cálamo y Premio Estado Crítico): «Hipnótico, fascinante y sobrecogedor» (Jesús Ferrer, La Razón); una versión revisada y ampliada de la que es posiblemente su mejor novela, La lección de anatomía: «Ha conseguido situarse en una posición de referencia de la literatura española, o, en palabras de Rafael Chirbes, “en el escalón superior”» (Sònia Hernández, La Vanguardia); Farándula (Premio Herralde de Novela): «Muy buena. Estilazo. Talento, brillo, viveza, nervio, inventiva verbal, verdad» (Marcos Ordóñez, El País); Clavícula: «Uno de los libros más crudos, brutales e impíos que haya leído en mucho rato» (Leila Guerriero) y una nueva edición de Amor fou: «Una de las novelas más dolorosas de Marta Sanz... Las heridas que deja son una forma de lucidez» (Isaac Rosa), y pequeñas mujeres rojas: «Una brutalidad literaria, un despliegue verbal que asombra» (Luisgé Martín), así como el ensayo Monstruas y centauras: «Extraordinario» (María Jesús Espinosa de los Monteros, Mercurio).


Reseña:

Las sociedades vecinales dan para mucho. Para juegos dignos de tertulias vespertinas televisivas, para crear amores secretos que se escabullen de las mirillas de todos. Para inventar películas imaginarias sobre escenas vividas de refilón, para denunciar trifulcas originadas en descansillos con público tras las puertas. Las zonas comunes, los muros de cartón piedra y los saludos vetados pueden crear opiniones a quien comparte puerta con puerta o quien sufre las rutinas sonoras de sus moradores superiores o inferiores. Es un microcosmos que encierra luces y sombras. Incluso crímenes, como bien nos muestra la primera novela protagonizada por el detective privado Arturo Zarco, Black, black, black, creada por Marta Sanz.

Arturo Zarco está acostumbrado a buscar deslices para ganar juicios por fraude, divorcios o separaciones. Un detective privado cuya relación con la sangre se cierra, exclusivamente, a su propio cuerpo. Un detective de oficina que un buen día recibe el encargo de rebuscar culpables en un caso de la policía: el asesinato de una vecina de un céntrico barrio de Madrid. Ha pasado un año desde el suceso, el caso se cerró sin culpables, pero sus padres (de su única hija) no descansarán hasta que no se descubra quien acabó con su vida. Zarco inicia, así, su visita al edificio, manteniendo actitudes activas y pasivas para desenredar la madeja, encontrándose con personajes de lo más variopintos. O de lo más cotidianos.

Black, black, black, como bien indica su nombre, se divide en tres partes, tres agujeros negros de los que Arturo Zarco, nuestro protagonista, necesita salir. En el primero aparecen los hechos ante él y comienzan las primeras pesquisas, en el segundo aparecen ante sus ojos los (ATENCIÓN SPOILER) papeles de luz, sus distracciones literarias y, en la tercera y última sección, el nudo va deshaciéndose gracias a la inestimable ayuda de su exmujer (y socia). La novela detectivesca de Marta Sanz recorre las vicisitudes de una investigación detectivesca a través de la actitud e interrogatorios a sus vecinos mientras la autora se sirve de las conversaciones telefónicas de Zarco con su exmujer para exponer sus ideas, sus sentimientos y llevarnos a una espiral de realidades paralelas en las que nadie sabe qué dice, qué ocurre y qué pasa realmente. Uno novela laberíntica, onírica y realista a la par, que te atrapa sin remedio como a Olmo las mariposas.

2 comentarios:

  1. ¡Hola!
    No he leído nada de la autora, pero no me importaría animarme con esta historia porque suelo disfrutar del género. Además, la portada del libro tiene un tono que me gusta, a pesar de parecer simple. El significado del título me parece fascinante. Espero animarme con esta lectura en algún momento.
    Un beso y gracias por la reseña :).

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