La manzana mordida. María Luz Morales

¿Quién no tiene una amiga que se emplea en multitud de trabajos, colabora en actividades de diferente naturaleza y además disfruta de vida social? Ser pluriempleada está a la orden del día si una quiere sobrevivir en la actual jungla, tanto laboral como social. Nuestras manzanas nos recuerdan que la mujer ha tenido que ser polifacética desde tiempos inmemoriales y nuestra nueva golden no va a ser diferente. Abran paso a María Luz Morales, pionera del periodismo cultural.

Fuente: Wikipedia

María Luz Morales nace un 23 abril (su destino estaba marcado) en A Coruña, pero su familia se traslada a Barcelona siendo niña y será cuestión de tiempo que la escritura se convierta en una cuestión muy seria para ella. Después de diplomarse en Filosofía y Letras en la Universidad Nova, su decisión es clara: ¡mamá, quiero ser periodista! En 1921 dirige El hogar y la moda tras ganar un concurso en el que debe escribir diferentes crónicas sobre moda. En 1923 inicia su carrera en La Vanguardia después de enviar varios artículos sobre el teatro, convirtiéndose un año más tarde en crítica cinematográfica y firmando la sección Vida cinematográfica bajo el pseudónimo de Felipe Centeno. María Luz Morales consigue su sueño y se convierte en una periodista más del plantel de la redacción, la única mujer de hecho.

Este primer acercamiento al cine consigue que una productora, la Paramount Pictures, se interese en su trabajo y, después de una entrevista, es contratada como la asesora literaria de sus películas y, más tarde, de la adaptación y traducción de los diálogos de las mismas. El periodismo seguía en su vida, ese amor no se iba a olvidar nunca, y era la responsable de la sección La mujer, el niño y el hogar del reformista El Sol, ubicado en Madrid. En él escribiría hasta su cierre (1936). Junto a este trabajo, María Luz nunca olvida la lucha de la mujer por la igualdad y preside en 1931 la Residencia Internacional de Señoritas Estudiantes y colabora en la Conferencia Club de Isabel Llorach. En 1933 regresa al teatro y escribe a cuatro manos con Elisabeth Mulder Romance de medianoche. Además, también cultiva la literatura infantil mediante adaptaciones de clásicos publicadas por Ediciones Araluce, dirigida por ella misma. Sus días tienen más de 24 horas.

Fuente: Cultura Galega.

Políticamente, María Luz Morales también es muy activa. A primeros de julio de 1936 participa en las fastos de la aprobación del Estatuto de Autonomía de Galicia y, tras el estallido de la Guerra Civil, el 8 de agosto se hace con la dirección de La Vanguardia tras la incautación del gobierno de la Generalitat y la huida al exilio de su director, Gaziel. María Luz acepta el cargo de manera provisional y se convierte en la primera mujer directora de un diario de renombre. Con sus alegrías...y sus contras: en enero de 1940 es encarcelada en el convento de Sarriá durante 40 días e inhabilitada profesionalmente. Durante esta cuarentena, nuestra protagonista escribe varias novelas bajo dos pseudónimos, Ariel y Jorge Marineda.

Tras su salida, María Luz continuó vinculada con la literatura y el periodismo con trabajos como la Enciclopedia Universitas de la Editorial Salvat, la creación de la editorial Surco, colaboraciones como crítica teatral en el Diario de Barcelona y en Lecturas y recibiendo buenas noticias como la adaptación al cine en 1958 de su novela El amor empieza en sábado. A la muerte de Franco, María Luz Morales es rehabilitada como periodista el 24 de enero de 1978 y recuperado su estatus como redactora en el Diario de Barcelona hasta su fallecimiento el 22 de septiembre de 1980. A diferencia de muchas de nuestras manzanas, María Luz Morales nunca ha caído en el olvido y dos galardones llevan su nombre como homenaje: el Premio de Periodismo María Luz Morales y los Premios María Luz Morales de Investigación Audiovisual.