Efemérides. Seis autores nacidos en diciembre

¡Hola de nuevo, lectoras y lectores!

El mes de diciembre ya se ha iniciado, con lo que nos toca viajar un poco en el tiempo para celebrar nuestras efemérides. 

Empezamos esta vez en Roma, donde el 4 de diciembre de 1927 llegó al mundo Rafael Sánchez Ferlosio ya que su padre, Rafael Sánchez Mazas, era corresponsal del ABC en la capital italiana. Ferlosio comenzó a estudiar arquitectura, para terminar licenciándose y doctorándose en Filosofía y Letras. Este novelista, ensayista y lingüista perteneciente a la Generación de los 50 formó parte de los círculos literarios de su época y fue miembro del Círculo Lingüístico de Madrid. Entre sus obras literarias, cabe destacar Industrias y andanzas de Alfanhuí (Premio Nadal en 1955) y El jarama (1956), si bien es cierto que a partir de la década de los 60 renunció durante mucho tiempo al género narrativo en pos de su labor periodística, que le proporcionó diversos premios, y al ensayo, que se fue recopilando a lo largo del tiempo en distintos volúmenes. Otros premios destacables son el de la Crítica de Narrativa castellana en 1957, el Nacional de Ensayo en 1994, el Cervantes en el 2004 y el Nacional de las Letras Españolas en el 2009. 

Un día después de más de un siglo antes, el 5 de diciembre de 1803, nació Fyodor Ivanovich Tyuchev. Diplomático de carrera, nunca pretendió ser hombre de letras ni participó en la vida literaria. Sin embargo, gracias a sus 400 poemas, se le considera uno de los tres grandes poetas románticos de Rusia. Su obra puede dividirse en varias épocas. Si bien la inicial tuvo una gran influencia del clasicismo del S. XVIII, desde 1830 sigue la tradición del romanticismo europeo. Sus escritos de esta década se caracterizan por versos filosóficos sobre la naturaleza, el universo y el destino humano; entre ellos cabe destacar Silentium!, poema en el que lamenta la imposibilidad de comprensión mutua entre dos humanos. En la década de 1840 redactó artículos políticos en los que analizaba las relaciones entre Rusia y occidente. En su poesía de 1850, en cambio, se centró en el amor trágico; la obra de esta época se aunó en el “ciclo de “Denísieva”, llamado así en honor a su amante. Para terminar, a partir de 1860 su poesía se dedicó casi en exclusiva a la temática política. Durante su vida recibió las distinciones de Caballero de primera clase de la Orden de Santa Ana, Caballero de tercera clase de la Orden de San Vladimir y Caballero de primera clase de la orden de San Estanislao. 

Partimos de tierras rusas rumbo a Cuba, para rendir homenaje a otra grande de la poesía, Dulce María Loynaz, quien vio la luz por primera vez el 10 de diciembre de 1902. A pesar de no haber tenido formación escolar, esta poetisa comenzó a publicar sus poemas a los 16 años en el periódico La Nación. Con el tiempo, se licenció y doctoró en Derecho en la Universidad de La Habana, si bien es cierto que  sólo terminó ejerciendo de forma esporádica. Fue una mujer inquieta, que viajó tanto por Europa (en especial a España) como por Estados Unidos y Sudamérica. Posteriormente, publicó crónicas semanales en diversos periódicos y revistas. A partir de 1959 vivió una vida más retirada, y solo publicó fuera de Cuba. Fue miembro de la Academia Cubana de la Lengua y de la Real Academia Española, de la que fue presidenta de su filial en Cuba. Algunos de sus poemarios son Juegos de agua, Carta de amor al rey Tut-Ank-Amen o Poemas sin nombre. También merece la pena tener en cuenta el libro de viajes Un verano en Tenerife y Jardín, una novela con recursos del realismo mágico, que se considera precursora de la novela hispanoamericana actual. 

Nos acercamos a casa para dar la bienvenida, el 11 de diciembre de 1864, a Marie Émile Maurice Leblanc, más conocido como Maurice Leblanc. Reportero policial en varios periódicos, su primer libro, en 1887, tuvo muy poco éxito. Durante los años siguientes combinó su trabajo con la publicación de una decena de novelas. Sin embargo, la fama en mayúsculas no le llegarías hasta 1905. Fue entonces cuando Pierre Laffite, editor del recién fundado periódico Je sais tout, le encargó un relato por entregas. Y es que el protagonista de dicho relato fue el conocido Arsène Lupin, caballero y elegante ladrón de guante blanco. Según el propio autor, no tenía planeado escribir nada más sobre él, pero a Laffite le impresionó tanto que le animó a desarrollarlo más. Dos años más tarde, publicaría la primera novela de este personaje, con el que continuó durante veinticinco años a lo largo de veinte novelas y varios relatos breves. Como friki-curiosidad os diré que Lupin goza de tanta fama que incluso se creó una serie manga inspirada en él, en la que el protagonista era el nieto del célebre ladrón. 

Volvemos a saltar el charco para ir, en cambio, hacia tierras estadounidenses y recibir, el 17 de diciembre de 1937 a John Kennedy Toole. De joven se licenció en literatura en la Universidad de Columbia y dio clases en el Instituto Hunter de Nueva York. Después, durante dos años, enseñó inglés a reclutas hispanohablantes del ejército de EEUU en Puerto Rico. Ahí empezó a escribir su opera magna, La conjura de los necios. Al regresar a su Nueva Orleans natal, ejerció de profesor de nuevo en el Dominical College y frecuentó el Barrio Francés, los locales y artistas del cual fueron fuente de inspiración para la ambientación de su obra, junto con el hecho de haber trabajado en una fábrica de ropa masculina. La novela cómica fue rechazada por la editorial Simon an Schuster aludiendo que “no trataba de nada”, a pesar de ser muy crítica. Este hecho provocó que el autor cayera en una profunda depresión y en el alcoholismo, hasta terminar con su vida con apenas 31 años, en 1969. Gracias a la insistencia de su madre, La conjura de los necios se publicó en 1980, obtuvo un enorme éxito e incluso el autor recibió el Premio Pullitzer póstumo en 1981. También escribió otra novela con 16 años, La Biblia de Neón, que fue publicada en 1989 y Terence Davies adaptó al cine. 

Para terminar, nos dirigimos rumbo al sur del continente americano para celebrar el aniversario del chileno Gonzalo Rojas, que nació el 20 de diciembre de 1917. Profesor universitario y diplomático, debido a sus profesiones vivió en diversas partes del mundo. Cabe destacar, sin embargo, que tras el golpe militar de 1973 se exilió a la República Democrática alemana y, después, a Venezuela, donde escribió gran parte de su obra poética. Poeta perteneciente a la Generación del 38, su trabajo continúa con las vanguardias literarias latinoamericanas. Y si bien en un inicio su se consideró expresionista, esta tiene también influencias surrealistas, de los clásicos grecolatinos y los poetas místicos españoles. A lo largo de su vida publicó más de 50 poemarios y antologías, siendo su primer libro La miseria del hombre. Considerado uno de los poetas más importantes de Chile, ha sido galardonado con muchos premios, entre ellos el Premio Reina Sofía de Poesía Iberoamericana, el Premio Nacional de Literatura de Chile en 1992 y el Premio Cervantes en 2003. 

Y con Rojas nos despedimos de las efemérides por ahora. Recordad que, si queréis saber qué otros autores nacieron en diciembre, podéis echar un vistazo a las entradas de años anteriores: 2018 y 2017.

¡Hasta pronto!