En España, desde donde se escribe este
literario blog, tenemos muchas virtudes. Y muchos defectos. Uno de
ellos consiste en renegar de aquellas naciones, países y culturas
vecinas. Véase Portugal. Véase Latinoamérica. Quizás por ello, ya
iba siendo hora de que La manzana mordida rindiera homenaje a
una escritora como la malograda Alejandra Pizarnik.
Fuente: Wikipedia |
Flora Alejandra Pizarnik nació un 29
de abril de 1936 en Avellaneda, Argentina. Una infancia que no fue
tan alegre como la que una niña debería de vivir: tal y como se
verá en su posterior obra, las comparaciones con su hermana eran
frecuentes por parte de su madre. Y, además, siempre se sintió una
extranjera en su propio país debido al origen ruso de su familia.
Unos problemas que irían minando su moral poco a poco, acuciados por
el asma, el sobrepeso, el acné y la tartamudez. Ni edad del pavo ni
visiones idealizadas: la adolescencia de Alejandra Pizarnik era
rasgada y angustiosa. Las primeras obras de Alejandra Bluma (su
apodo) se dejarían llevar por la sentida metafísica de sentirse un
patito feo entre propios y extraños. Alejandra pronto desecharía su
apodo de niñez y desataría los lazos que la unían a su familia.
Era el momento de volar (metafóricamente) fuera del nido: su
personalidad perturbadora y la discordia pronto hicieron que sintiera
una especial devoción por el existencialismo, Baudelaire, Rilke y el
surrealismo. La poetisa maldita estaba de camino.
Su personalidad fue mutando hacia una
persona rebelde (con y sin causa), excéntrica y estrafalaria que
buscaba esa atención que le había faltado desde sus años más
tiernos. Alejandra Pizarnik estaba lejos del ideal estudiantil, tanto
en el bachillerato como durante sus estudios en la Universidad de
Buenos Aires, pero se aproximaba a sus mejores (breves e intensos)
años como escritora. Inquieta y mutable, sólo veía con claridad un
futuro bajo la mirada de la literatura. Será entonces cuando acuda a
la cátedra de Literatura Moderna de Juan Jacobo Bajarlía, quien le
presentará a su primer editor, Arturo Cuadrado, y a surrealistas
como Aldo Pellegrini o Juan Batlle Planas. Sus lecturas se
multiplicaban, sus excesos con los fármacos también y sus primeras
visitas con el psicoanalista León Ostrov empezaron a presentarse.
Una figura tan importante en su vida como para dedicarle uno de sus
mejores poemas, 'El despertar'. El inconsciente y las letras se
encontrarían durante todos sus textos. Y, como no podía ser de otra
manera, ese gusto por el existencialismo y el surrealismo le hizo
tomar las maletas en dirección a París en 1960.
Alejandra Pizarnik trabajó como
traductora durante los cuatro años de estancia en la capital
francesa y, además, aumentó sus lecturas y conocimiento de la
literatura gala. Trabajó en la revista Cuadernos para la Libertad de
la Cultura y en varias editoriales francesas. Realizó artículos
para Zona Franca, La Nación, Sur y tradujo a
sus grandes amigos imaginarios como Antonin Artaud o Marguerite
Duras. Su personalidad hacía que odiase y amase a partes iguales la
soledad, pero también consiguió crear lazos con Rosa Chacel,
Octavio Paz (prologuista de su cuarto poemario, Árbol de Diana)
y Julio Cortázar. En 1964 volverá a Buenos Aires con la maleta
llena de libros y una poesía plena de madurez. Sin embargo, esa
seguridad en sus escritos se convirtió en un arma de doble filo:
emocionalmente no se encontraba a la misma altura y su entorno
aumentó esa representación de enfant terrible. Ello unido a
la repentina muerte de su padre en 1967 hicieron que Alejandra
Pizarnik cayera en un estado depresivo y obsesivo con la muerte. Un
primer intento de suicidio en 1970 no fue suficiente, pero el 25 de
septiembre de 1972 ingirió cincuenta pastillas de Seconal durante
todo un fin de semana tras conseguir el permiso de salida del
hospital psiquiátrico de Buenos Aires en el que se encontraba
internada. Alejandra Pizarnik, un alma libre, presa de sus
sentimientos y de la literatura.
Fuente: El Progreso |
Hola,
ResponderEliminarEsta lectura no la veo para mi por lo que prefiero dejarla pasar.
Besos desde Promesas de Amor, nos leemos.
¡Hola, Miss Bridgerton!,
EliminarSiento que la poesía de esta autora no sea para ti.
Quizás en el futuro :).
Un besito de tinta y hasta muy pronto :D
Nos leemos.
Me gusta como reseñas eres maravillosa
ResponderEliminarTu forma de escribir es clara casi transparente
¡Hola, Recomenzar!,
EliminarNos alegramos de que te haya gustado tanto esta sección, dedicada a grandes mujeres relacionadas con la escritura y la literatura :).
Mil gracias por tus palabras.
Un besito de tinta y hasta pronto.
Nos leemos :D
she was really interesting and fastinating woman:)
ResponderEliminarHi, Kathy Leonia!,
EliminarYes, she really was ^^.
xoxoxo
¡Hola!
ResponderEliminarNo conocía a esta escritora :O. La verdad que tuvo muchos logros y me alegro mucho por ella en ese aspecto. Una pena todo lo que le pasó, y que no pudiera gestionar sus emociones :(.
Un beso.
PD: Me estoy quedando un poco loca con algunos comentarios xD.
¡Hola, Eurus!,
EliminarNunca es tarde para descubrir a nuevas poetisas ;).
Desde luego es una verdadera pena que su vida se truncara :(
Siempre nos quedará su obra <3.
Un besito de tinta y hasta pronto :D
¡Hola, C. Pazos! ^^
ResponderEliminarTengo súper pendiente a Pizarnik. Pero mucho MUCHO. Así que tu entrada me ha venido genial para tener más ganas todavía de leer su obra :)
Me ha gustado mucho cómo nos has contado su historia. Una harto triste, la verdad. Pobre mujer :( No me preguntes por qué, pero ha habido un momento en que he llegado a acordarme de Silvia Plath.
No tenía ni idea de que hubiera tenido una vida, hablando en plata, tan jodida. Los momentos de felicidad le llegaron a cuentagotas, vaya. Qué injusto :( No sé cómo serán sus poemas pero, uf, me muero de ganas por hincarles el diente :)
Una entrada genial :)
¡Un besazo muy pero que MUY grande y feliz jueves, guapísima! ^^
¡Hola, Carme!,
EliminarYo he tenido la oportunidad de leer su poesía y, la verdad, es que hay que ir preparad@ porque es tan peculiar y fascinante como su autora.
Tienes toda la razón en que la vida de Alejandra no fue un camino de rosas. Es una pena que acabará así :(.
Ya me contarás qué te parece cuando la leas :). Estoy deseando comentarla contigo.
Un besito de tinta enorme y feliz fin de semana :)
Hola C. Pazos!! Aunque no creo que esta lectura sea mucho para mí, te agradezco un montón el descubrimiento de esta mujer y de este libro, todo lo que comentas me ha parecido muy interesante. ¡Estupenda reseña y gracias por el descubrimiento! Besos!!
ResponderEliminar¡Hola, Ana!,
EliminarMuchas gracias. Eres más que bienvenida ^^.
Aunque no sea para ti, nunca es tarde para descubrir a estas grandes mujeres y su obra.
Un besito de tinta y hasta pronto.
Nos leemos :D